España: La cooperativa más grande del mundo

En el interior del País Vasco, del lado español, se encuentra el Valle Léniz. En él se asienta Arrasate, en español llamado Mondragón, un pueblo de 23 mil habitantes a escasos 48 kilómetros de Bilbao y 78 de Donosti-San Sebastián. El clima es oceánico lluvioso, con inviernos suaves y veranos templados. A la sombra del impresionante pico Udalatx con 1,117 metros de altura. Paisaje rodeado de montes verdes cubiertos de pinos.

Ahí se asienta la cooperativa más grande del mundo, hoy extendida por los cinco continentes, con cerca de 100 mil socios-trabajadores- empresarios.

Todo empezó (es un decir) con el arribo de un joven sacerdote, José María Arizmendiarrieta en 1941, en medio de las dolorosas secuelas de la guerra civil española: hambre, pobreza, exilio, odios, crispación social. Estaba “dotado de una mezcla extraordinaria de idealismo y talento pragmático”. Fundó una escuela profesional (de oficios metalúrgicos, de tradición regional) en 1943.

El padre Arizmendiarrieta se dedicó durante varios años a formar a los jóvenes en el humanismo solidario y participativo de raíz cristiana. En 1995 decide iniciar con cinco de ellos, trabajadores de la Unión Cerrajera, la cooperativa Ulgor (que se llamó así de las iniciales de sus apellidos: Usatorre, Larrañaga, Gorroñagoitia, Ormaechea y Ortubay). Comienzan fabricando unas modestas hormillas domésticas.

Hoy, de aquel pequeño germen, existen 256 empresas cooperativas, y entidades, encuadradas en cuatro grandes áreas: finanzas, industria, distribución y conocimiento. Su presencia cubre 18 países de los cinco continentes, incluidos China, México, Brasil, Francia o República Checa. En su Universidad, fundada en 1997, se encuentra una distinguida tapatía, la doctora Isabel Uribe, que obtuvo un doctorado hace meses con una brillante tesis.

En los primeros 15 años, aprovechando el mercado cerrado español y su despertar económico, se crearon entidades como la caja laboral (Euskadiko Kutxa) en 1959 y la Entidad de Previsión Social de los trabajadores (Lagun Aro) en 1966. En 1969, como fusión de nueve pequeñas cooperativas locales de consumo, se forma Eroski, que es hoy una impresionante red de supermercados que cubre casi toda Francia, y todo el Estado español.

De 1970 a 1990 se sigue la expansión con la formación de grupos cooperativos comarcales; y en 1974 se funda Ikerlan, el Centro de Investigación, que es hoy uno de los puntales del sistema. A la vista de la creación progresiva de la Comunidad Económica Europea y el ingreso de España en ella, en 1984 se constituye el Grupo Cooperativo Mondragón (GCM), que para 1990 contaba ya con 23 mil socios empresarios-trabajadores. Junto con la Universidad, se ponen en marcha diez centros tecnológicos y el Polo de Innovación Garaía.

Estos impresionantes logros tienen (y hay que subrayarlo) un fundamento doctrinal sólido, que nunca se ha descuidado: la concepción humanista de la empresa y una filosofía participativa y solidaria en el centro mismo de la creatividad empresarial. Dicho al modo nuestro, iniciativa privada sin voracidad explotadora.

Todo lo contrario, una cultura empresarial marcada por los diez principios básicos del trabajo cooperativo: libre adhesión, organización democrática, soberanía del trabajo, carácter instrumental y subordinado del capital (se dice fácil, porque es el acumulado por su propio esfuerzo), participación en la gestión, solidaridad retributiva, intercooperación, transformación social, carácter universal y educación.

El sistema total obtuvo en 2008 ingresos globales por 16,770 millones de euros (o sea unos 275 mil millones de pesos); el 39 por ciento por producción industrial, el 54 por ciento por distribución (supermercados) y el 7 por ciento por finanzas (banco y aseguramiento mutuo).

La industria cooperativa produce, entre otras muchas cosas: bienes de equipo, componentes industriales, servicios empresariales, sistemas de montaje automático y robótica, presas hidráulicas, chasis, brazos de suspensión, cárteres, cajas de cambio, tambores y transmisiones; bloques de motor, llantas de aluminio (rines), inyección de plásticos, soportes de montaje, resistencias electrónicas, termostatos, controles electrónicos, componentes electrónicos para electrodomésticos.

También en sus empresas se producen: moldes para inyección, maquinaria de obra pública, cocinas industriales, cámaras frigoríficas, estructuras metálicas, ascensores, autobuses, transformadores, muebles metálicos, equipo sanitario, bicicletas, electrodomésticos y mil cosas más.

La alcaldesa de Mondragón, Ino Galparsoro, preside un gobierno municipal de izquierda y nacionalista. Está procesada “por afinidad ideológica con el terrorismo”, que, de acuerdo con el gobierno español, quiere decir que simpatiza pacíficamente con la independencia del País Vasco.

Fuente: www.impreso.milenio.com

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