España: Razones del fracaso de la Cooperativa Caval

"Dice don Manuel que está solucionado". Don Manuel es el ex gerente de Caval y ésta era la frase más escuchada en Valdelacalzada durante los últimos meses. La cooperativa atravesaba un crítica situación económica, pero muy pocos se querían enterar. El plan de viabilidad presentado el pasado lunes puso de manifiesto que tiene un agujero neto de 24 millones de euros.

Cultivar fruta es rentable a la larga, dicen los expertos. Por eso, llama mucho más la atención la situación de Caval, una de las cooperativas más importantes de la región. Por eso, la pregunta es inmediata: ¿qué ha pasado para llegar a este punto? En profundidad nadie lo sabe, porque las cuentas de la empresa parecen cubiertas por el secreto. Hasta ahora, los responsables de la entidad se han negado a que se realizara una auditoría externa. En contra de lo que se ha dado a entender en algunos círculos, el texto presentado el lunes, el plan de viabilidad, dista mucho de ser una auditoría.

A pesar de eso, se pueden conocer algunos detalles a partir de lo que ya se sabe. Estos son:

Mala gestión
Todos los caminos que se emprenden llevan al mismo lugar. Parece evidente que ha habido una gestión deficiente en todos estos años.

Uno de los expertos que han elaborado el plan de futuro, Felipe Quiñones, aseguraba el propio lunes en la cooperativa que «está claro que hubo un exceso de 'papel' que luego ha sido imposible cancelar en los bancos». Es decir, todo el movimiento de pagarés y otros documentos cambiarios que existían no tenían correlación directa con el dinero real que había en la cooperativa.

El castillo de naipes se sostuvo con la situación financiera que reinó hasta mediados del año pasado, con una enorme alegría crediticia. Pero los precarios cimientos salieron al descubierto cuando llegó la crisis y las entidades financieras cerraron el grifo.

Fuentes conocedoras del problema hablan de la mala estructura empresarial que tenía Caval. No estaba preparada para afrontar las exigencias del escenario actual, dominado por las economías de escalas. El asunto se le fue de las manos, se comenta en su sector.

De hecho, el plan de viabilidad habla de errores en la contabilidad y dice que es imprescindible que se cambie el modelo de gestión para que la entidad pueda seguir obreviviendo.

Vendían más barato
Prueba de esta situación es que Caval vendía la fruta más barata que el resto de productores de esa zona de Extremadura, como atestigua Lorenzo Ramos. El máximo dirigente a nivel nacional de la organización agraria UPA es también socio de la cooperativa.

«En el año 2004, cogimos la fruta sin saber el precio al que se nos iba a pagar. Cuando nos la liquidaron, comprobé que de media nos la abonaban a 0,12 euros (20 pesetas) más barata que a otros agricultores de la zona. Más tarde me enteré que una parte de la fruta, ya manipulada, se trasladaba a Lérida y al final no encontraba comprador. Para poder pagar a todo el mundo, descontaban esa parte del producto de la que sí habían vendido», rememora ahora.

Poca previsión
Otra explicación a este complicado problema la exponía el propio ex gerente, Manuel García, el mismo día que dimitió. Contó que la amortización de las inversiones había repercutido de forma insuficiente a los agricultores. Es decir, para comprar una máquina o pagar una inversión, en las cooperativas se descuenta una cantidad a los socios por cada kilo de producto que entregan. En este caso, se trataba de un dinero claramente insuficiente. García culpaba de esta manera de proceder a la asamblea, que es soberana para tomar este tipo de decisiones. Sin embargo, tampoco parece que se hicieran provisiones para hacer frente al vencimiento de los créditos.

Sin transparencia
Una de las críticas más recurrentes al anterior equipo directivo se basaba en la falta de información. Un grupo de socios críticos intentó conocer las cuentas en varias ocasiones, con resultados nulos. Desde el consejo rector se decía que esa información sólo se podía dar si lo pedía la asamblea. Pero el secreto iba más lejos. «Ni siquiera sabíamos adónde iba nuestra fruta, a quién se la vendían», recuerda Lorenzo Ramos. En el plan de viabilidad, los analistas contratados también dicen que tuvieron dificultades para tener la información necesaria. Por si todo esto fuera poco, un incendio destruyó parte de los documentos de 2008 el pasado mes de febrero.

Falta de control
Hubo quien lo lleva denunciando desde hace años pero no se le hizo caso. En Valdelacalzada, a los críticos se les conocía como los 'talibanes', mientras el ex gerente tenía un poder casi absoluto. "Seguid así, que como Manolo se marche, a ver qué hacemos nosotros ahora", se podía leer en algún foro de Internet sobre el pueblo.

"Ha habido exceso de confianza por parte de los socios", inquiere Lorenzo Ramos. «La gente entregaba la fruta sin preguntar siquiera el precio. En ese sentido los agricultores son malos cooperativistas. Por higiene es necesario controlar más la situación de la sociedad», añade.

Fuente: http://www.hoy.es

No hay comentarios: